Desde que estalló la crisis, el depósito se ha convertido, más que nunca, en el producto por excelencia para canalizar el ahorro de los españoles. La aversión a los activos de riesgo y las atractivas ofertas lanzadas por las entidades para captar recursos y clientes han contribuido a elevar el saldo de los depósitos hasta niveles récord.
Sin embargo, en los últimos meses, la tendencia está cambiando de rumbo y el saldo del ahorro a plazo (depósitos) y a la vista (cuentas) de los hogares ha comenzado a descender.