Desde el 1 de enero de 2011, las familias con ingresos superiores a 24.107 euros que compren una vivienda para uso habitual tendrán que dedicar un 6,3% más de su salario al pago de la hipoteca. Este incremento es consecuencia del fin de la deducción por adquisición de casa para todas las rentas, según datos del Banco de España. El Gobierno ha equiparado la fiscalidad de la propiedad y el alquiler.